Para moverme yo puedo caminar
puedo caminar cuando hace frío
puedo caminar al sol.
Las piernas no tienen pereza
si está decidido el corazón.
Hay que caminar mucho,
mucho mucho, para cansarse.
En cambio, no puedo trepar
como los gatos
(un poco más torpemente sí,
si es necesario).
Los saltos son, de igual manera
bastante pobres
y volar no puedo, a simple vista.
Cuando camino, cinco pasos
dejan atrás la cocina
veinte pasos la puerta de calle
y en cincuenta ya puedo dejar
una parte de mi vida.
Hay cosas que no todos las caminan.
Yo prefiero caminar el tiempo
el amor
las decepciones.
Yo prefiero caminar
y eso a veces me aleja.
Pero a veces me acerca.
Un pie deja atrás al otro
y el otro a éste.
Parece que se corren:
no corren, se caminan.
Ahuecan el futuro
transcurren una historia
que es mía y es de otros.
Yo para moverme puedo caminar
y siempre quiero.
Más pereza da esperar
que algo me mueva.
Que me mueva el viento
la corriente
es improbable.
Prefiero decidir yo misma
y con los pies.
Me voy a ir
de lo oscuro
del irrespeto.
Me voy a ir, del olvido
de lo violento.
Me voy a ir, despacio
sin hacer ruido
(que también lo puedo)
caminando.