Invoco a mis profundidades
a mis cielos sumergidos
a la humedad de mis ojos selectivos
a la certeza de mis manos finas.
Invoco a mis percepciones primarias
a mis silencios tímidos,
a mi forma afectiva de estar en el mundo.
Invoco a mis sueños más antiguos
aquellos sueños de otras que actualicé a mi estilo.
Invoco a mi mirada rigurosa de mujer
a mi modo de afirmarme mujer en el mundo.
Invoco al lenguaje intencionado de mis labios
a mi cuerpo y su lenguaje igual de intencionado.
Invoco a la energía de mujer que me sostiene
que me mantiene erguida, Mujer, donde me pare.
A mi lucidez, mi inteligencia clara y femenina.
A mi piel sensible, a mis pechos dignos, a mi espalda recta.
Invoco a cada rincón libre de mi cuerpo.
Invoco a mi dulzura y a mi violencia
a mi paz y a mis guerras
a mi alegría serena y mis angustias.
Invoco a lo que entrego al vincularme
aquello que acerca a mí.
Invoco a la mujer que ama, que vive, que desea
que se apasiona y se entrega.
A la mujer que soy y que hice
la invoco a florecerme otra vez, habitarme.
La invoco a ponerme en juego
ponerme en riesgo
ponerme
en el mundo
hasta que acabe.
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