domingo, 7 de septiembre de 2008

vueltas sobre el cine debate de anoche

Era la tarde de hoy y yo seguía debatiendo conmigo sobre el debate de anoche y no tanto sobre el cine. Un tema en particular, el de la solidaridad con el reclamo del Otro, me recordó algo que ensayaba para publicar en la balsa de mayo del año pasado... aquí se los copio:


Mayo en los cuerpos


...la resistencia en principio convierte a la sociedad en digna.”

Alfredo Carballeda


Mayo es un mes que invita a pensar en trabajadores. Si no lo ha notado todavía, sería bueno que hoy comience a hacerlo.

Es un mes que se abre con la conmemoración del Crimen de Chicago, y que no tiene tantos días como fuera necesario para conmemorar todos los asesinatos represivos que se produjeron desde aquél 1886 (y antes) hasta hoy.

Ya muchos han hablado de estas cuestiones. Yo simplemente me detengo a pensar en las repercusiones que producen hoy las manifestaciones, huelgas, paros y todas formas de aparición pública de aquellos que sufren situaciones de injusticia.

Hace un tiempo vengo prestando atención a la gente que se encuentra en la calle con una manifestación, los escucho comentar, los observo gesticular. No voy a concluir en base a esta pseudo-investigación, solamente intento algunas líneas con la intención de abrir algunas puertas.

Cuanto más me doy cuenta de las razones por las cuales seguimos organizados bajo un sistema de producción capitalista, más ganas me dan de vivir en otro planeta.

Salteando este punto, parto de creer que todos sabemos que en este mundo la mayoría de la gente que sufre daños -o injusticias- son trabajadores, no “gozan de los beneficios del lucro”. Y es también la mayor parte de la gente que sufre.

El daño que estas personas soportan es crónico, lento, profundo. Es convivir todos los días y todo el día con la no-oportunidad, con la exclusión, con la imposibilidad.

Imposibilidad de tener cuando otros tienen, imposibilidad de hacer cuando otros hacen, imposibilidad de cambiar su condición sin enormes, muy enormes dificultades.

Estas dificultades quedaron de manifiesto aquél 1 de mayo y los días posteriores, cuando quién sabe cuántas personas murieron.

También quedaron de manifiesto en el asesinato de Carlos Fuentealba en Neuquén.

Y se ponen de manifiesto en cada expresión pública de los diferentes grupos, al proclamar sus reclamos.

Sin embargo cuando hay una ruta cortada, una marcha por las calles, un paro de servicios; cuando no se dictan clases, no se atiende en los hospitales, no funciona el transporte; no es raro escuchar las quejas de quienes no manifiestan y se sienten víctimas. Se produce una especie de fragmentación entre los trabajadores de un sector y de otros, y los “perjudicados” por la manifestación casi no pueden pensarse en el lugar de manifestantes. En cambio los ven como un estorbo, una molestia a la cual no tienen derecho.

Pero hay otras formas de mirar la cuestión. Frente a un grupo de gente que irrumpe en el espacio público otros podrán ver lo que realmente es: una historia de falta de respuestas, de intentos malogrados, de frustraciones. Un camino de soportar situaciones indignas, humillantes, violentas.

Un pedido de solidaridad, de que muchos se sumen al reclamo por considerarlo justo. Un tender las manos para recibir apoyo, para no sufrir más por causa de otros.


Imaginando cosas, pensaba qué pasaría si cada vez que un grupo organizara un paro o movilización, la gente que se fuera enterando se uniera a su reclamo y pusiera el cuerpo con ellos, en la calle. Y con el transcurso de las horas toda la ciudad fuera parando, todos saliendo de sus individualidades para unirse al reclamo de unos. Y si no fuera suficiente, otras ciudades parando, el campo, todo el país. En pos de que nadie viva una situación más de violencia e injusticia.

Entonces sí que sería una locura disparar a quemarropa, reprimir, golpear, detener o torturar a quienes están denunciando.

Nuestros países sólo alcanzan el grado de dignidad que lleva a resistir, y por eso se hacen visibles los cuerpos marcados por la inequidad, por el hambre, por la violencia ejercida desde el poder que manda ocultarlos para evitar posibles sanciones sociales. Y desde el mercado que entra en pánico ante los cuerpos organizados, que intentan construir nuevas realidades.1

Yo me pregunto si seremos capaces de lograr un grado mayor de dignidad ¿Cómo se riega la solidaridad?

Haga su aporte, todos los intentos son válidos.

Noe Sánchez

1 Carballeda, Alfredo, Revista escenarios Nº 8, 2004.

2 comentarios:

ROUSIS dijo...

ME GUSTO MUCHO NOE EN ESPECIAL PORQUE SOMOS VARIOS QUE LO SENTIMOS PERO NO LO EXPRESAMOS DE ESTA FORMA GRACIAS POR COMPARTIRLO. NOS PRONTO BESOS

Anónimo dijo...

En realidad, lo publico para probar que somos varios los que lo sentimos. Tu comentario hace que ganemos la apuesta.Gracias rousis.

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