Es necesario multiplicar la oferta cotidiana de abrazos. Desenpolvar la demanda también, por qué no. Porque hay momentos en los que vienen especialmente bien, pero los abrazos hacen bien siempre!
Decidí publicar esto a partir de una foto que encontré por ahí y quise compartirla: salió publicada en un artículo de Selecciones del Reader Digest, referido a la historia de unas mellizas que al nacer estuvieron en sus respectivas incubadoras, pero una de ellas no tenía esperanza de vida. Entonces a la jefa de enfermeras de ese hospital se le ocurrió y luchó contra las reglas hospitalarias para que estuvieran juntas. Cuando estuvieron juntas, la bebé que estaba muy bien abrazó a la otra, regulando con el calor de su cuerpo la temperatura y el pulso, fue así que logró estabilizar el ritmo cardíaco de su hermanita.
Abrazarse produce una sensación de bienestar que puede reducir la presión arterial, la ansiedad, el estrés, la depresión y liberar endorfinas. También favorece el buen desarrollo de la inteligencia en los niños, a superar los miedos y es un factor anti-envejecimiento. (Más)
No está mal, cierto?
1 comentario:
Y hacer cucharita ni te cuento...
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