miércoles, 17 de diciembre de 2008

Nos tienen miedo porque no tenemos miedo

Una inmersión de música y de inteligencia. Un respiro de risa, mucha y honda. Un placer, un trago largo de felicidad: cantó con nosotros Liliana Felipe.
Su voz y su lucidez y ese piano, más el talento de Jesusa y la belleza de verlas ambas disfrutando sobre el escenario, creo que ningun@ de l@s que estuvimos nos perdimos la carga de fuerza, de ganas y de luz que esas mujeres transmitieron. Nos fuimos tod@s felices.

A toda la alegría que fue para mi compartir un espacio con ella, y el placer enorme de escucharla y formar parte de la magia que genera, se sumó el privilegio de tener una vejiga que sabe cuándo hay que actuar, y quise ir al baño justo en el momento en que las dos saludaban gente frente al baño...

Estuve a 50 cm de ella escuchándola por varios, varios minutos,y pude decirle GRAACIASSS y darle un beso y un abrazo por si fuera poco. Qué regalo, señores!


Sobre todo porque se fue muy rápido finalmente y no tuve tiempo de que me ardieran las manos aplaudiéndola, por lo que sentía que no le había agradecido del todo lo que nos había dado.


Nos hizo conmover, nos hizo llorar de emoción y de dolor cuando subieron los chicos de HIJOS, y ella cantó la canción con la que le da la bienvenida a un hijo más de los que faltan encontrar. Y nos hizo reir al instante y después impresionarnos de la genialidad de sus composiciones, y bailar.

Que exista Liliana, que haya podido elegir y vivir como lo hace, que pueda desarrollar tan plenamente su belleza y sus capacidades, que te haga multiplicar con su sólo ejemplo tu capacidad de amar y salgamos todos queriéndonos más y sintiéndonos más capaces de todo, quiere decir que se puede. Dan ganas de seguir luchando. Mucho y creativamente.

Sí, Lili: las histéricas somos lo máximo!

Les dejo la canción que finalmente me convenció de que estas mujeres encontraron el punto entre la dureza y la ternura, escrito para "la tercera edad"

El cuerpo

El cuerpo es el que se arruga, el cerebro no,

mientras mantengas aceitadas la imaginación, y la ilusión.

Hay que empujar al fondo del cajón las cosas que nos puedan lastimar,

hay que poner muchísima atención cuando se baja la escalera.

Hay que agitar a diario el corazón, estar pendiente del colesterol

y del vocabulario desterrar por siempre "ya no puedo más".

El cuerpo es el que se gasta, pero no el amor.

Si la memoria a veces falla, los recuerdos no.

El corazón...

es el reloj que vamos a cuidar y aquí te va un consejo popular:

no dejes de tomar en la tercera edad un tequilita diario.

Y si te asustas de la soledad, escucha el viento, el cielo, el sol y el mar,

y deja que los astros y la inmensidad te canten al oído.

Al envejecer, no dejes de reír.

Envejeces si dejas de reír.

Al envejecer, no dejes de cantar.

Envejeces si dejas de cantar.

Al envejecer, no dejes de bailar.

Envejeces si dejas de bailar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

qué hermosura! gracias! me encanta bailar con vos las canciones de Liliana... pero.. se me hace queee.. se me hace que no va a alcanzar la leña!!!
http://www.youtube.com/watch?v=IurVe1vqTPg

Noe Sánchez dijo...

no nos va a alcanzar pablito, tendremos que seguir juntando... bailando, viviendo :-)
gracias gracias gracias

abrir los ojos

Abrir los ojos para soñar. Soñar para estar despiertas.
Despertar para ver el mundo
más acá, mucho más acá

de la realidad.