Ya a media mañana
el sol empezó a pegar con todo:
con brazos de sol que no son rayos
con pájaros incendiados
con meteoros.
Primero los turistas se sobresaltaron
más tarde directamente desesperados
guardaron sus cuerpos bajo las sombrillas.
¡Golpes de brasas sobre la lona!
¡Golpes de puño en las cabezas bronceadas!
El sol estaba decidido
explotando en una ira que traía guardada.
Gritaba y golpeaba la playa encendida
en llamas de norte a sur.
Ojotas derritiéndose
niños llorando horrorizados.
No hubo nunca más dibujos
de soles alegres
con brazos de rayos.
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